Exposición/ Ausstellung Roberto Calvo
10/2 – 25/3/2023, la ñ Dénia
Exposición Roberto Calvo “Balance de Soledades“ , 10 febrero – 25 marzo 2023
Más que otras veces, me he preguntado cómo empezar esta introducción, dónde poner el enfoque. La obra de Roberto Calvo – aunque siendo aparentemente claro y realista por su estilo y por sus motivos – está llena de alusiones, de símbolos, de cosas escondidas que hemos de descubrir, además hay una abundancia de temas que nos afectan y nos tocan. Estamos delante una obra densa y profunda.
Entonces: ¿dónde entramos, cómo nos acercamos a esta obra?
Voy a citar al artista mismo, una frase que dijo en una entrevista y que me llamó la atención:
“Una obra pictórica que sustenta un discurso, porque no se sostiene por si misma, está coja, el lenguaje es una trampa que la pintura debe intentar eludir.”
La obra de Roberto Calvo no está coja para nada, lleva un lenguaje claro, con una expresión fuerte y dura. Aquí no se experimenta nada y no deja mucho espacio para perderse en discursos, más bien llama y capta la atención por el motivo, por lo que está mostrado, y obliga al espectador a aguantar y devolver la mirada a alguien o algo que nos mira desde sus cuadros.
En realidad se entra en la obra de Roberto Calvo en el momento cuando queremos apartar los ojos para no ver lo que tenemos por delante, su obra y lo que significa comienza justo en este momento.
El artista pone siempre el dedo en la llaga, donde duele y más duele, allí donde estamos a punto de desesperar, cuando queremos no más que gritar.
“Una obra pictórica que sustenta un discurso, porque no se sostiene por si misma, está coja, el lenguaje es una trampa que la pintura debe intentar eludir.“
Sería mejor cerrar los ojos o protegernos como siempre, con la mirada que roza solo la superficie, que mira sin ver, evitando que llegue la información, el mensaje, a nuestro cerebro, como algo que nos hace pensar, cuestionar nuestro propio comportamiento o nada menos que desesperar por la civilización de la que formamos parte y cuya construcción lo llevamos en cada célula de nuestro cuerpo.
Siempre hayamos esa mirada dispersa que evita ver lo que nos puede incomodar, herir o emocionarnos. En la actualidad, esa mirada se ha “superficionalizado” aún más, se está diluyendo en los inputs visuales permanentes, en la vista borrosa por las lentes teñidas de colores agradables, en la belleza plastificada del entorno.
Entonces, posiblemente estamos delante una obra caída del tiempo. Esta obra que se desarrolla y se mueve al margen y parece en su conjunto como uno de sus personajes que nos mira con ojos grandes y tristes, cuestionándonos — qué? ¿Nuestra falsedad quizás?
Técnica y material
¿Cómo categorizar esta obra, qué es? Dibujo, pintura, cómic o graphic novel, collage, escultura. El lienzo dividido nos recuerda al cómic, las escenas y motivos enmarcados, pero yo los veo también como cuadros dentro del cuadro, que sirve para destacar y dar importancia a los detalles y verlos por si solos como en su contexto.
Evidentemente hay elementos de todas las categorías en la obra, pero el origen artístico de Roberto Calvo, su fuerte, es el dibujo. El dibujo permite llegar muy lejos, hasta soñar, pero aquí bajo el control de la línea. El trazado de la línea marca todo, hasta el color.Se utiliza también el cartón piedra como base, eso por falta de lienzos. Pero al final se ha convertido la necesidad en virtud. Y cuando él recorta los bordes para darle otra forma, la obra pierde la forma del cuadro clásico y se convierte en un relieve o una escultura.
El artista no usa la tecnología moderna, es conservador a la hora de realizar sus ideas, y por no perder el contacto directo con la obra, en concreto con el material y la superficie. Las superficies digitales son lisas, dice Roberto Calvo, la vida es áspera, rugosa.
La luz ilumina siempre el motivo o la escena entera. En los cuadros todo es “a la vez”, todo ocurre ahora y siempre. Debajo de esa luz el artista entra en detalle hasta tal profundidad que no queda nada más que mostrar (como pelar las finas capas de una cebolla). En los acabados ha alcanzado un nivel que no se puede superar, y aquí veo un tope, a cuya continuación solo puede venir algo diferente. No hay detalle, ni el más pequeño, que no sabe esquematizar, dibujar, pintar, y eso hace que la contemplación de las obras sea al mismo tiempo tan difícil como fascinante. Por ello, esa contemplación requiere tiempo, una demora en el tiempo.
En su conjunto los cuadros de Roberto Calvo tienen una intensidad que nos permite adivinar quienes son sus maestros. Brueghel, Goya, William Blake, Käthe Kollwitz, Lucian Freud, Francis Bacon, Hopper, Paula Rego, Jenny Saville, Otto Dix seguro, por mencionar algunos.
Aislamiento
Pero volvamos al artista. Roberto Calvo empezó muy temprano a dibujar. Menos por placer, más bien como medio de supervivencia, de soportar lo que le incomodó, lo que le hizo sufrir, soportar también su propio aislamiento. Aunque la creatividad artística que desarrolló tan pronto y que pareció ser un remedio, se convirtió en un camino que le llevó a un aislamiento aún más grande. Pero esto parece ser el destino de muchos verdaderos artistas. Sin este triste factor (si queremos le damos otro nombre), esta obra no tendría la fuerza que tiene, el artista no habría desarrollado esta temática y esta capacidad de expresarla, incluyendo llegar a tal exactitud en el detalle, tanta fineza, algo que requiere un trabajo duro durante muchos años.
Con 15 años Roberto visitaba clases de dibujo de Graciella Gomez que le abrió también el mundo de la literatura y la poesía y de la que aprendió que el arte servía para algo más. “Me gusta la poesía”, dice él, “no hablamos poéticamente, no escogemos las palabras adecuadas.” Si, hoy en día el lenguaje ha perdido el valor, entre otras cosas importantes. Pero aquí tenemos un artista que ha encontrado su lenguaje y dedica su tiempo a mejorar, afilar y a buscar.
El aislamiento temprano ha derivado también hacia un efecto secundario: la capacidad de ver desde dentro a fuera y ponerse en la piel del otro. Es decir, su punto de partida, donde empieza su arte, era y es su interior. Gracias a esta posición la mirada puede tener tal profundidad. Solo de esa manera es posible de reconocer en una persona la misma soledad, el mismo deseo, las mismas obsesiones y amores, la misma violencia.
Lo vemos muy bien en la figura del “Flâneur”, o en la graphic novel “El paseo“, pero también en otras obras donde podemos seguir a una figura que nos guía hasta la imagen de una sociedad a la que pertenecemos, la masa donde reina la falsedad, la mentira, la envidia, la violencia y la alegría de mal ajeno.
Al artista no le basta solo con ponerse en la piel del otro, él se mete en todas sus capas, investigando desde dentro a fuera y desde fuera hacia dentro. Roberto Calvo nos enseña la parte más vulnerable de si mismo – algo que requiere mucha valentía –, pero al mismo tiempo nos hace ver nuestra propia vulnerabilidad.
… y no perdona nada, ni a sí mismo, cuando se trata de sacar la
cruda realidad …
Aunque, esta obra no refleja solo la sociedad como la conocemos. Tenemos que ir mucho más atrás. El artista investiga y cuestiona la civilización entera, tanto nuestra cultura como nuestro instinto animal, y no perdona nada, ni a sí mismo, cuando se trata de sacar la cruda realidad. Aquí hay material, abundancia y con ella la producción de cuadros no se acaba, por eso los cuadros están llenos de acción, de alusiones y símbolos, y todo parece estar allí a la vez. Y las cosas nunca son lo que parecen ser, nos transmite él. Ojo, las personas llevan máscaras, detrás del placer está la soledad, al lado de los colores está el negro, el vacío, desde las alturas felices del amor se cae al abismo de las propias ilusiones, sobre la nada, la soledad. Lo que se ha construido, va ser destruido. Contemplar esta obra no es especialmente un acto placentero. Si no es una bofetada que nos despierta de nuestra puta ignorancia, nos impactan. Si, muchas veces son impactante.
Equilibrios y desequilibrios
Los equilibristas forman parte de la obra, pero son también los cuadros en si que alcanzan armonía y equilibrio, mientras el motivo o la persona que vemos en ellos, muchas veces no esté en equilibrio consigo mismo y/ o con su entorno, aunque contemplemos cosas feas, horribles y tristes. Es el orden, incluso el orden de lo que está en desorden, son las líneas limpias, bien marcadas y exactamente en su sitio, que nos conducen a una impresión de armonía y equilibrio, y sí, de belleza, y yo diría también pureza. Puede que el artista se pierda en los detalles, se obsesiona como el fotógrafo en la famosa película Blow up. “Es interesante perderse”, dice Roberto, pero sabe también que corre peligro de diluirse en el tema. Está buscando, durante el proceso de pintar buscando, muchas veces a ciegas. “Vas encontrándote con cosas y no sabes con que”, dice él. Si, cierto, pero sus pensamientos le guían, como su intuición, su experiencia, en alguna parte y en todas partes esta el yo.
La temática
¿Qué nos quiere contar Roberto Calvo? Su temática es la humanidad, sus orígenes y su desarrollo, y dentro del tema inmenso: el individuo. El individuo dentro de la sociedad, el individuo que se enfrenta a la sociedad, el desarrollo de nuestra civilización, que incluye la filosofía y la literatura y por eso la gran pregunta que está siempre detrás: ¿Qué hemos hecho con tanta inteligencia al final, a dónde nos hemos movido y qué vendrá a continuación? ¿Para qué ha servido la evolución? Parece que no progresamos, vamos para atrás. Cuando leemos o contemplamos los filósofos, los/ las grandes maestro/as nos damos cuenta.
El cuadro “Eros y Tanatos” nos enseña que empieza – si queremos leer el cuadro desde arriba para abajo – por el mono que tira un hueso al aire, o que convierte el hueso en arma, que llega a la energía nuclear, al final la explosión atómica y el sexo en soledad (se puede interpretar la mujer de tal manera, o aquí se refleja la mirada masculina) Aquí domina la testosterona que perturba todo lo que nos podría llevar a la comprensión, al amor. La capacidad de destruir nos lleva a la soledad.
“… pero al final – sale la mierda.“
¿Resignación o rabia? Si no es lo uno, es lo otro. Le falta fe que haya otra cosa, dice Roberto. “Estamos llenos de buenas intenciones pero al final —sale la mierda.” La mierda, sean excrementos o en forma de escombros o la mierda psicológica, casi siempre sale a la vista, si no en nuestra realidad, al menos en los cuadros de Roberto Calvo. Hablando de eso, no podemos evitar hablar de la mierda que se acumula en los cerebros del homo sapiens que se está convirtiendo en homo digitalis.
No voy a hablar contra la tecnología moderna y la digitalización de nuestra vida cotidiana, todo tiene sus pros y sus contras. Pero tenemos que reconocer que hay más soledad y más estupidez gracias a la tecnología digital. Aunque siempre ha habido, retratando la sociedad, salen hoy en día las mismas caras que pintó Brueghel en su tiempo. Lo que pasa es, hoy se potencian, un medio digital es como un enorme altavoz que permite ver todas las caras y la estupidez a la vez, hoy es público lo que antes era privado. “La proyección de la felicidad es casi una obligación, es penado públicamente estar triste“, dice Roberto Calvo. Estar triste, escéptico es la función del flâneur, del artista, del poeta, del bufón.
Lo que hace el artista es diseccionar o operar como un cirujano, pero no con la intención de curar el mal sino para mostrar lo que hay, lo que es, lo que hacemos, lo que somos.
Si hablamos del individuo como motivo en los cuadros de Roberto Calvo, tenemos que hablar también y sobre todo de la soledad. Es la soledad que nos mira desde cualquier ángulo, se esconde y se hace visible, se refleja tanto en uno de sus personajes como en la masa que representa el vacio, en la natura morta como en un Vanitas de escombros que dejamos detrás o debajo de nosotros. Vemos lo que ha visto el artista — eso describe nada mejor la frase de Nietzsche: si tu miras durante mucho tiempo al abismo, el abismo te mira a ti.
Romanticismo
Hace poco Roberto dijo que se ha vuelto demasiado romántico. El romanticismo que contienen algunos de sus cuadros — un buen ejemplo son dos de sus obras más recientes, los arboles “Baum I“ y “Baum II“ — no es lo que nos solemos imaginar, de paisajes idílicos y escenas poéticas. En esta obra nos acercamos a un tema importante del romanticismo: los tormentos interiores, la crueldad de la que es capaz el ser humano, y aquí el artista está más cerca a Goya, al que, por cierto, ha hecho muchos homenajes en sus cuadros. El lado oscuro está siempre allí, el subconsciente se saca pintando, se proyecta al lienzo lo que está dentro.
Los grandes temas del romanticismo son la naturaleza, el amor, lo oscuro y la muerte, la soledad. Pero es siempre anhelo, anhelo al amor, a una armonía que no seremos capaces de alcanzar porque la oscuridad está en todo, y eso es la melancolía que emanan los cuadros románticos, la misma melancolía que ha logrado hacer visible Roberto Calvo en su obra.
En el camino estamos solos y solas.
“Me atrae la muerte por la posibilidad de descanso”, dice el artista, y eso si es una declaración de un auténtico romántico. La muerte no le parece un horror, pero si lo que hacemos en la vida. La muerte está siempre en una capa debajo de la superficie de sus motivos.
Soledad es la incomprensión de la masa o de la sociedad por el individuo, y también la incomprensión del individuo por la sociedad a la que se enfrenta, los demás, los otros.
¿Qué hacemos con esta obra que parece estar fuera del tiempo? Respuesta: Contemplarla y reconocer lo que nos enseña: que somos nosotros y nosotras que estamos fuera del tiempo. Contemplarla y valorarla como una obra que reúne tantos aspectos que deberían tocarnos profundamente.
Nota personal al artista: En los petits poèmes en prose Le spleen de Paris, 1869, Charles Baudelaire dice en el párrafo La confesión de un artista: “La exploración de lo bello es un duelo en el que el artista grita de terror antes de ser vencido.”
(Daniela Gerlach, Febrero 2023)
Ausstellung Roberto Calvo „Balance de Soledades“ (Balance der Einsamkeiten), 10. Februar – 25.März 2023
„Ein Werk, das sich auf den Diskurs stützt, weil es sich nicht durch sich selbst stützt, hinkt, seine Sprache ist eine Falle, der sich die Malerei entziehen muss“, sagt Roberto Calvo in einem Interview.
Sein Werk hinkt keineswegs, es hat eine klare Sprache, mit einem starken und harten Ausdruck. Hier wird nicht experimentiert und nicht viel Raum gelassen, um sich im Diskurs zu verlieren, viel eher weckt es Aufmerksamkeit durch das, was gezeigt wird, und zwingt den Betrachter, den Blick zu erwidern, der uns, oder von etwas, das uns, aus seinen Bildern anschaut. Eigentlich nähern wir uns dem Werk von Roberto Calvo in dem Moment, wenn wir am liebsten die Augen verschließen würden, um nicht das zu sehen, was vor uns ist. Das Werk und was es bedeutet, beginnt genau in diesem Moment.
Der Künstler legt immer den Finger in die Wunde, da, wo es am meisten schmerzt, wo wir am Punkt der Verzweiflung sind, wenn wir nur noch schreien möchten.
Es wäre besser, die Augen zu verschließen und uns wie immer zu schützen, mit diesem Blick, der nur die Oberfläche streift, der hinsieht ohne zu sehen, um zu vermeiden, dass die Information, die Botschaft, in unser Hirn gelangt, wie zum Beispiel etwas, das uns nachdenken, unser eigenes Verhalten in Frage stellen lässt, oder sogar an der Zivilisation verzweifeln lässt, dessen Teil wir sind und dessen Konstruktion wir in jeder Zelle unseres Körpers tragen.
Wir befinden uns vor einem Werk, das möglicherweise aus der Zeit gefallen ist.
Immer gab es ihn, diesen zerstreuten Blick, der alles vermeidet, was uns unangenehm sein, uns verletzen oder emotional bewegen könnte. Aktuell hat sich dieser Blick aber noch mehr „veroberflächlicht“, er verwässert in den permanenten visuellen Inputs, verschwimmt durch die angenehmen Farben einer Linse, in der eingeschweißten Schönheit der Umgebung.
Wir befinden uns also vor einem Werk, das möglicherweise aus der Zeit gefallen ist. Dieses Werk, das sich am Rande entwickelt und wirkt und in seiner Gesamtheit wie eines seiner Figuren wirkt, die uns mit großen traurigen Augen ansieht – und was in Frage stellt? Unsere Falschheit vielleicht?
Technik und Material
Wie soll man dieses Werk kategorisieren, was ist es? Zeichnung, Malerei, Comic oder Graphic Novel, Collage, Skulptur. Die aufgeteilte Leinwand, die eingerahmten Szenen und Motive, erinnern uns sicher an den Comic. Ich sehe hier aber auch Bilder im Bild, mit denen bestimmte Details hervorgehoben werden und die sowohl jedes für sich, als sie auch in ihrer Gesamtheit betrachtet werden können.
Sicherlich finden wir Elemente aller der genannten Kategorien im Werk, aber der künstlerische Ursprung von Roberto Calvo liegt in der Zeichnung. Die Zeichnung erlaubt es, sehr weit zu gehen, sogar zu träumen, aber hier geschieht es unter der Kontrolle der Linie. Die Linienführung bestimmt alles, sogar die Farbe.
Aufgrund fehlender Leinwand, benutzte der Künstler auch Pappmaché als Untergrund. Letztendlich ist aus der Notwendigkeit aber eine Tugend geworden. Und wenn Calvo die Ränder beschneidet, verliert das Werk die Form des klassischen Bildes und verwandelt sich in ein Relief oder eine Skulptur.
Der Künstler nutzt keine moderne Technologie, er ist konservativ wenn es um die Realisierung seiner Ideen geht, und um nicht den direkten Kontakt zum Werk, konkret mit dem Material und der Oberfläche zu verlieren. „Die digitalen Oberflächen sind glatt, sagt Calvo, „das Leben ist rau, faltig.“
Las Licht beleuchtet immer das gesamte Motiv oder die dargestellte Szene. In seinen Bildern ist alles „gleichzeitig“, alles geschieht jetzt und immer. Unter dieser Beleuchtung geht der Künstler ins Detail und bis in eine solche Tiefe, dass es nichts mehr zu zeigen gibt (wie das Abziehen der feinen Schichten einer Zwiebel). Im Finish hat der Künstler ein Niveau erreicht, das wohl vollkommener nicht sein könnte, und hier sehe ich eine Grenze, hinter der nur etwas völlig anderes kommen könnte. Es gibt kein Detail, nicht das allerkleinste, das er nicht schematisieren, zeichnen, malen könnte, und das macht die Betrachtung dieser Bilder gleichzeitig so schwierig wie faszinierend. Deshalb braucht die Betrachtung Zeit, einen Aufschub in der Zeit.
In seiner Gesamtheit haben die Bilder Roberto Calvos eine Intensität, die uns den Weg zu seinen Meistern weist. Brueghel, Goya, William Blake, Käthe Kollwitz, Lucian Freud, Francis Bacon, Hopper, Paula Rego, Jenny Saville, Otto Dix sicher, um nur einige zu nennen.
Der Künstler untersucht und hinterfragt unsere gesamte Zivilisation
Die frühe Isolation hat allerdings einen Nebeneffekt: die Fähigkeit, von innen nach außen zu sehen und sich in einen anderen Menschen hineinzuversetzen. Das heißt, sein Ausgangspunkt, wo seine Kunst beginnt, war und ist sein Innerstes. Dank dieser Position erlangt der Blick eine solche Tiefe. Nur auf diese Weise ist es möglich, emphatisch zu sein und in einer anderen Person die gleiche Einsamkeit, die gleichen Wünsche, Obsessionen und Lieben, die gleiche Gewalt zu erkennen.
Wir sehen das sehr gut in der Figur des Flâneurs, oder in der Graphic novel El Paseo (der Spaziergang), aber auch in anderen seiner Werke, wo wir einer Figur folgen können, die uns zu der Gesellschaft führt, der wir angehören, zu jener Masse, wo die Falschheit, die Lüge, der Neid, die Gewalt und die Schadenfreude vorherrschen.
Dem Künstler reicht es aber nicht nur, sich in die Rolle eines anderen in seiner Vielschichtigkeit zu versetzen, nein, er versetzt sich in jede einzelne Schicht, indem er von innen nach außen und wieder von außen nach innen geht. Roberto Calvo zeigt uns die verletzliche Seite seiner selbst – etwas, was viel Mut erfordert –, aber zugleich zeigt er uns auch unsere eigene Verletzlichkeit.
Das Werk reflektiert nicht nur die Gesellschaft, so wie wir sie kennen. Wir müssen viel weiter zurückgehen. Der Künstler untersucht und hinterfragt unsere gesamte Zivilisation, sowohl unsere Kultur als auch unseren animalischen Instinkt. Und er verzeiht nichts, nicht einmal sich selbst, wenn es darum geht, die krude Realität herauszubilden. Hier ist Material, Fülle und mit ihr kann die künstlerische Produktion niemals enden, deshalb sind die Bilder voller Aktion, Anspielungen und Symbole, und alles scheint gleichzeitig zu sein. Und die Dinge sind nie, wie sie scheinen, will uns der Künstler vermitteln. Aufgepasst! Die Personen tragen Masken, hinter der Freude liegt die Einsamkeit, neben den Farben steht das Schwarz, die Leere, von den Höhen der glücklichen Liebe fallen wir in den Abgrund der eigenen Illusionen, auf das Nichts, die Einsamkeit. Was konstruiert worden ist, wird zerstört werden.
Dieses Werk zu betrachten, ist nicht unbedingt ein angenehmer Akt. Wenn es nicht wie eine Ohrfeige ist, die uns aus unserer verdammten Ignoranz weckt, beeindruckt es uns.
„… am Ende kommt nur Mist, Scheiße heraus.“
Gleichgewicht und Ungleichgewicht
Die „Seiltänzer“ und das Thema des Gleichgewichts sind Teil des Werkes, aber auch die Bilder selber erreichen Harmonie und Gleichgewicht, während die Motive oder die Personen, die wir auf ihnen sehen, oftmals nicht im Gleichgewicht mit sich selbst und/oder ihrer Umgebung sind, obwohl wir hässliche Dinge, Schreckliches und Trauriges abgebildet sehen. Es ist die Ordnung, selbst die Ordnung innerhalb der Unordnung, es sind die sauberen Linien, gut markiert und genau platziert, die uns den Eindruck von Harmonie und Gleichgewicht geben, sogar Schönheit, und ich würde auch sagen, Reinheit. Möglicherweise verliert sich der Künstler im Detail, ist besessen wie der Fotograf in dem berühmten Film „Blow up“. „Es ist interessant, sich zu verlieren“, sagt Roberto, doch er weiß, dass er Gefahr läuft, sich im Thema aufzulösen. Er sucht während der Dauer des künstlerischen Prozesses, oft blind. „Du stößt immer wieder auf Dinge, und weißt nicht, worauf“, sagt er. Sicher, aber seine Gedanken leiten ihn, so wie seine Intuition, seine Erfahrung, irgendwo ist das Ich.
Die Thematik
Was will Roberto Calvo uns erzählen? Seine Thematik ist die Humanität, ihre Ursprünge und ihre Entwicklung, und inmitten diesem immensen Thema: das Individuum. Das Individuum in der Gesellschaft, das Individuum, das der Gesellschaft entgegentritt, die Entwicklung unserer Zivilisation, Philosophie und Literatur mit eingeschlossen. Und dahinter steht die große Frage: Was machen wir letztendlich mit so viel Intelligenz, wohin haben wir uns bewegt und wohin werden wir gehen? Wozu war die Evolution gut? Es scheint, dass wir uns nicht weiterentwickeln, wir gehen zurück. Wenn wir die alten Philosophen und Philosophinnen, die großen Meister und Meisterinnen lesen und betrachten, muss uns das bewusst werden.
Das Bild „Eros und Tanatos“ zeigt uns – wenn wir das Bild von oben nach unten lesen wollen –, dass alles mit dem Affen beginnt, der einen Knochen in der Luft schwenkt, bzw. der den Knochen in eine Waffe verwandelt, was in der Folge zur nuklearen Energie, zur Atomexplosion und zum Sex in Einsamkeit führt. Das Testosteron dominiert und beherrscht alles, was uns zum Verständnis und zur Liebe führen könnte. Die Fähigkeit zur Zerstörung bringt uns zur Einsamkeit.
Resignation oder Wut?
Resignation oder Wut? Wenn es nicht das eine ist, so ist es das andere. Es fehlte ihm der Glaube, dass es etwas anderes gibt, sagt Roberto. „Wir sind voller guter Absichten, aber am Ende – kommt nur Mist, Scheiße, heraus.“ Die Scheiße, sei es in Form von Exkrementen oder in Form von Schutt, Abfällen oder die psychologische Scheiße, immer kommt sie hoch, wenn nicht in unserer Realität, dann wenigstens in den Bildern von Roberto Calvo. Bei diesem Thema können wir nicht vermeiden, über die Scheiße zu sprechen, die sich im Gehirn des homo sapiens ansammelt, der sich gerade in einen homo digitalis verwandelt.
Es geht nicht darum, gegen die moderne Technologie zu sprechen oder die Digitalisierung unseres Alltags, alles hat seine Pros und Contras. Doch müssen wir zugeben, dass es mehr Einsamkeit und mehr Dummheit dank der digitalen Technologie gibt. Obwohl es sie immer gab. Denn schaut man sich die Gesichter an, die eine Gesellschaft abbilden, sind es die gleichen, die Brueghel seinerzeit malte. Nur heute potenziert sich das, ein digitales Medium ist wie ein riesiger Lautsprecher, durch den die gesammelte Dummheit zugleich dringt. Heute ist öffentlich, was früher privat war. „Die Projektion des Glücks ist fast ein Zwang geworden, traurig zu sein, wird öffentlich bestraft“, sagt Roberto Calvo. Traurig oder skeptisch zu sein ist die Funktion des Flâneurs, des Künstlers, des Poeten, des Buffos.
Der Künstler zeigt uns detailliert, was außerhalb und innerhalb von etwas ist, er seziert und operiert, wie ein Chirurg, aber nicht mit der Intention zu heilen, sondern zu zeigen was ist, was wir tun, was wir sind.
Wenn wir über das Individuum als Motiv in den Bildern Roberto Calvos sprechen, müssen wir auch über die Einsamkeit sprechen. Es ist die Einsamkeit, die uns aus jedem Winkel anschaut, sie versteckt sich und wird sichtbar, sie wird sowohl in einer der Figuren reflektiert als auch in der Masse, die die Leere repräsentiert, in der natura morta wie in einer Vanitas aus Abfall, den wir hinter oder unter uns lassen. Wir sehen das Gleiche wie der Künstler. Ein Satz von Nietzsche beschreibt das am besten: „Und wenn du lange in den Abgrund blickst, blickt der Abgrund auch in dich hinein.“
Romantik
Das Romantische, das diesen Bildern anhaftet – ein Beispiel sind zwei neuere Werke, Baum I und Baum II –, ist nicht der Romantizismus der idyllischen Landschaften und poetischen Szenen, oder was einige sich vielleicht darunter vorstellen. In diesem Werk nähern wir uns Themen der Romantik wie das innere Ringen oder die Grausamkeit, zu der der Mensch fähig ist; und hier steht Calvo näher zu Goya, den er auch häufig in seinen Bildern zitiert. Die dunkle Seite ist immer anwesend, das Unterbewusstsein holt man malend ans Licht, man projiziert das Innere auf die Leinwand.
Themen des Romantik sind Natur, Liebe, das Dunkle, der Tod, Einsamkeit. Es ist immer „Sehnsucht nach“, Sehnsucht nach Liebe, nach einer Harmonie, die wir nicht erreichen, denn der Tod ist in allem. Das ist die Melancholie, die den Bilder der Romantik innewohnt, die gleiche Melancholie, die Roberto Calvo in seinen Werken sichtbar macht.
Auf unserem Weg gehen wir allein.
„Mich zieht der Tod als Möglichkeit auszuruhen an“, sagt der Künstler, und das ist wohl die Aussage eines echten Romantikers. Der Tod scheint ihm nicht schrecklich, aber das, was wir im Leben tun, schon. Der Tod liegt immer als Schicht unter seinen Motiven.
Einsamkeit ist das Unverständnis der Masse oder der Gesellschaft gegen das Individuum, und auch Unverständnis des Individuums gegen die Gesellschaft, gegen die es sich stellt, die Übrigen, die anderen.
Was tun wir nun mit einem Werk, das aus der Zeit gefallen ist? Antwort: es betrachten und (an)erkennen, was es uns zeigt: wir sind es, die außerhalb der Zeit sind. Es betrachten und als ein Werk würdigen, das so viele Aspekte vereint, die uns im Innersten berühren sollten.
In den „petits poèmes en prose“ Le spleen de Paris, von 1869, sagt Charles Baudelaire in Das Bekenntnis eines Künstlers: “Die Erforschung des Schönen ist ein Zweikampf, in dem der Künstler vor Schrecken schreit, bevor er unterliegt.”
(Daniela Gerlach, Februar 2023)